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jueves, 21 de julio de 2011

Cuento: El Baño Turco


Dichosamente Tertulia Latina comparte un magnifico cuento llamado “El Baño Turco”, inspirado en la obra maestra de Dominique Ingres y adornado por una descripción provocativa y un final inesperado; Adriana nos sumerge en los laberintos de los trazos y las sensaciones inevitablemente tangibles. Invitamos a todas y todos los lectores a emprender un gozoso viaje por la imaginación: ¡Bienvenida/os!


“Se dice que monsieur Claudeville pasó esos quince años en devoción extática… se entregó a la exhaustiva construcción de todos sus posibles perfumes y de todos los posibles sabores a degustar. Imaginó los infinitos movimientos de cada cuello y cada muslo…” 


                        El Baño Turco 


Contaban que el primer comprador del "Baño turco", mercader por herencia y vouyerista de oficio, vio por casualidad esta obra a mediados del siglo XIX en un pequeño atelier de la Rue de la Belle Etoile en París. Florian Claudeville, el hombre en cuestión, tuvo una epifanía al ver aquellas ninfas multiplicadas. No lo dudó, compró el harem entero y, para su deleite egoísta, lo ocultó por más de quince años en una bodega del puerto de Le Havre.

Se dice que monsieur Claudeville pasó esos quince años en devoción extática. Aferrado al lienzo se impuso la monumental tarea de consagrar en su memoria uno a uno los delicados pliegues de las carnes ofrecidas por Ingres. Pero su tarea apenas empezaba allí. Después del meticuloso estudio de la disposición y la expresión de los cuerpos, se entregó a la exhaustiva construcción de todos sus posibles perfumes y de todos los posibles sabores a degustar. Imaginó los infinitos movimientos de cada cuello y cada muslo al ser acariciados con un dedo, con dos, con la mano entera, con la nariz, con el pene. Adivinó sus secretas intenciones: amorosas (las más de las veces), lascivas, quizá motivadas por alguna ira soliviantada o por genuino despecho. Las dotó de miles de nombres que no duraban más que un día, a veces Delphine o Estelle, otras Solange o Nadine. También concibió intrincadas historias de vida y genealogías remotas que llegaban siempre hasta Eva.

Pero un día de termidor aquel hombre cerró las puertas de su idilio y las abrió para el mundo. Sucedió de su corazón, Olimpo verdadero de esas diosas: durante su goloso rito matinal de redondear con la mirada los altivos senos otomanos, de abrirse paso por las finas avenidas de pelo, y sin llegar a ceder, como de costumbre, al cansancio de la eyaculación, se fue de una muerte súbita causada por una angina de pecho.

El "Baño turco" fue encontrado junto al cadáver descompuesto dos semanas después. El lienzo que hedía a semen y a excremento de rata fue llevado al Museo de Louvre.



Aportación: 
Adriana, México. 

7 comentarios:

  1. Me encantó, muchas felicidades para Adriana, Excelente Blog

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  2. Esta entrada me hace pensar en un viejo refrán del cual haré un remake: "placer y mortaja del cielo bajan", el extásis es un destello divino que da origen a un momento fantástico, en este caso tuve el placer de contemplar tres: la pintura, el personaje y tus letras que le dieron vida. Muy bello.Lau

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  3. Me encanto el cuento, una linda expresiòn de arte, ànimo compañerita, conjugaciòn de muchos sentires. Saludos desde Guatemala!

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  4. Habrá que morir en nombre del idilio.

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  5. Adriana,

    Aquella que escribe y comparte sus líneas, se apresura a detallar sus pensamientos y sus deseos desde una intimidad recóndita. Así, no sólo es posible acudir al llamado de la información sino que es permisible el empatar con una pluma que pondera una voluntad y una capacidad de placer, de imaginación, de erotismo y de sapiencia.

    Sin duda, es una aventura perderse en la oportunidad de trasladarse con una cadencia maliciosa a los recovecos ofrecidos por Nadine o Solange y mejor aún, es un gran suceso el abanderar las pequeñas diversiones que nos permiten tomar cachitos de la vida para ejercitar usanzas singulares-táctiles.

    Gracias por la revancha de las armas voluntariosas.

    Erandy Reséndiz, México

    *¡Caray! creo que iré en busca de mi lienzo…

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  6. Fascinante, me ha gustado mucho. Parece algún cuento perdido de Borges.
    Espero poder leer otros, me he quedado con hambre de más.

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